PROGRAMACIÓN AÑO 2014
Agosto de 2014: Dedicado al thriller policial francés

Ipcress

Jueves 10 de mayo

Título original: "The Ipcress File" (1965)

Dirección: Sidney J. Furie
Intérpretes: Michael Caine, Nigel Green, Guy Doleman, Sue Lloyd
Guión: Bill Canaway & James Doran (Basado en la novela homónima de Len Deighton)
Fotografía: Otto Heller
Música: John Barry
Producción: Harry Saltzman
País: Gran Bretaña
Duración: 109 min.


A Harry Palmer no le gusta el mundo del espionaje, pero no conoce otro tipo de vida. En esta ocasión, la misión de Harry consiste en localizar al doctor Aubrey Richards, que ha desaparecido teniendo en su poder un valioso archivo que puede haber llegado a manos del enemigo. El gobierno también teme que Richards haya sido sometido a un lavado de cerebro, como ya había pasado con otros dos científicos británicos... (FILMAFFINITY)

Dalby: - No es habitual leerle su propio B107 a alguien, pero voy a dejárselo claro: "Insubordinado, insolente, tramposo; quizá tenga tendencias criminales."
Palmer: - Sí, es una valoración bastante acertada.
Dalby: - Bien. Esa última cualidad puede resultar útil. Si tengo cualquier problema con usted, le morderé, Palmer. Le morderé tan fuerte que volverá donde le encontró Ross.


"The Ipcress File" es la primera película de la trilogía clásica de Harry Palmer, el agente secreto creado por el novelista británico Len Deighton. Concebida y producida por Harry Saltzman - el coproductor de la saga de James Bond - en un intento de generar un cine de espías mucho más creíble que 007 y deliberadamente ubicado en las antípodas de éste.

De hecho, Palmer es un agente miope que firma formularios; un hombre insubordinado y arrogante que fue cooptado por el servicio secreto para evitar pasar un año en la cárcel, que vive en una habitación de alquiler y se levanta con una llamada de aviso y no con una dama que conoció la noche anterior. Al contrario de Bond, opera en un ambiente reconocible y totalmente creíble: oficinas de tareas tediosas y rutinarias, donde la sola idea de tener un Aston Martin es ridicula. Los glamorosos estereotipos de 007 son reemplazados por la contundente realidad del servicio secreto -retratado como una pesadilla burocrática- que es la de pasar inadvertidos. En suma, Ipcress tiene sus raíces en la ola contemporánea de las obras ultrarrealistas de los '60s y no en las llamativas fantasías de Bond.

Por otra parte, mientras que James Bond, educado en un colegio privado, estaría en casa conversando con los superiores de Palmer, Palmer es el hombre de la clase trabajadora que, en contraste con el esnobismo que lo rodea, es retratado como una persona de buen gusto, lo cual se demuestra en su fina cocina y su apreciación de Mozart (y no la espantosa variedad que le hace escuchar su jefe Dalby en un parque).

Las escenas fueron rodadas en Londres, luego del escándalo de de la red de espionaje conocida como "Los cinco de Cambridge" (Kim Philby y otros dobles agentes que brindaban información clasificada a la URSS) y el film, de alguna manera, se mete en una guerra de clases.

Este tema de las clases, como así también las locaciones elegidas, lo hacen un film de espías muy británico -posiblemente el mejor comparado con el ciclo de Bond- que representa el intento de crear un producto trans-atlántico. Un paralelo sirve para ilustrar esta diferencia: Bond tiene un agente amigo americano (Felix Leiter), un personaje menor ocasional en la serie. En contraste, aquí Palmer le dispara a un agente americano que muere por error la CIA lo persigue para vengarse, mientras otro muere en su apartamento. No hay camaradería y la relación amable no existe.

Acompaña esta primera aventura de Harry Palmer buena parte del equipo técnico de la saga 007: el músico John Barry -que aquí contribuye a crear una atmósfera cool y pesimista a la vez-, el editor Peter Hunt, el diseñador de producción Ken Adam. En el sillón del director está Sidney J. Furie. Esta iniciativa agriaría la relación de Saltzman con Cubby Broccoli, hasta el alejamiento del primero de la serie Bond a mediados de los setenta.

Esta película trae un poco de aire fresco a toda la filmografía anterior sobre espías. Los anteojos de Palmer son un obvio símbolo de visión imperfecta (ejemplificado por un par de efectos de visión borrosa en el film). La dirección es elegante y moderna, con un uso llamativo de la cámara, que por momentos hace trucos de vanguardia, filmando alternativamente a través de la ventana atestada de una cabina telefónica, a través de los cristales, pantallas de lámparas, ornamentos y otros objetos. La cámara se sitúa en ángulos muy extraños, dando la impresión de ser cámaras ocultas, realzando la atmósfera de juegos secretos, peligros desconocidos y desconfianza que funciona a la perfección. Furie logra mantener un buen ritmo y la última media hora logra un crescendo de gran tensión. Este es un film en el cual la visión o la comprensión -descifrar "Ipcress" o identificar "Albania" como Londres, por ejemplo- es algo de suma importancia. Palmer ha visto y también comprendido la red que lo rodea antes de identificar al traidor.
Pero la verdadera magia del film
es la maravillosa interpretación de Michael Caine. Es un clásico de Caine, con su carisma, su facilidad para los chistes breves y su legendario acento. Harry Palmer representa el nuevo tipo de héroe británico, así como Michael Caine representa el nuevo tipo de actor británico. Mientras en las películas de acción británicas hasta ahora la elite era mostrada como valiente y eficaz, aquí se los muestra como ineptos, tramposos y resistentes a los cambios.

La atmósfera refleja la era de la guerra fría mejor que cualquir otro film; no hay efectos especiales o escenas de persecuciones impresionantes; sólo estupendas actuaciones y tremendo guión, con un genial humor sutil a lo largo de todo el guión y una evidente atención a los detalles.

Aunque este film está hecho con un bajo presupuesto, su extremada calidad ha hecho que no perdiera vigencia ni fuerza a través de los años.


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