PROGRAMACIÓN AÑO 2014
Agosto de 2014: Dedicado al thriller policial francés

Il Mattatore


Viernes 8 de octubre

Título original: "Il Mattatore" (1960) (También conocida como "El Estafador")

Dirigida por Dino Risi; con Vittorio Gassman, Anna Maria Ferrero, Peppino De Filippo, Mario Carotenuto, Dorian Gray, Luigi Pavese, Alberto Bonucci. (95 min.)

Una auténtica delicia filmada por Dino Risi y que se encuentra totalmente olvidada, aunque probablemente sea una obra de mayores cualidades que otros títulos del realizador.

Las virtudes de Il Mattatore se centran en primer lugar en la presencia de un personaje central absolutamente arrollador –Gerardo-, del que un pletórico Vittorio Gassman ofrece una interpretación basada en las imitaciones, disfraces y escarceos cómicos. Gerardo es un antiguo timador que está casado y trabaja honradamente, por lo que añora la vida que llevaba hasta entonces. En esa tesitura, el matrimonio recibe la extraña visita de un joven que desea venderles a bajo precio un candelabro de plata. En realidad se trata también de un estafador, por el que nuestro protagonista, después de descubrirlo, muestra cierta condescendencia, relatándole su historia y trayectoria en la "profesión", generalmente basada en la utilización de disfraces –lo que permite a Gassman dar rienda suelta a su magnífico potencial histriónico. A partir de ese planteamiento inicial, el film de Risi –especialmente apoyado por un guión y, sobre todo, unos diálogos magníficos-, describe con tanta ironía como precisión un entorno de timadores amparados en una Italia que se adentra en la industrialización y en barrios de nueva construcción, pero conservando esa personalidad tan genuina, que en el fondo es la que permite que personajes como nuestro protagonista resulten simpáticos y llenos de carisma.

Una vez más, el encanto de Il Mattatore proviene de la conjugación de un buen número de talentos, que fueron una inolvidable fuente de inspiración e hicieron de la comedia italiana un referente aún totalmente vigente. Pero tampoco se puede negar que Dino Risi supo orquestar esos elementos y servirlos con gran eficacia basándose, como antes señalaba, en unas situaciones magníficas –la acumulación de timos que se ejecuta es en algunos momentos delirante, no sabiendo finalmente quien engaña a quien- y unos diálogos francamente sensacionales, en los que se destaca una tipificación en el habla popular del entorno, al tiempo que sirven para reforzar la capacidad humorística y satírica del relato.

Y en toda comedia italiana que se precie, ha de resultar fundamental la labor de sus actores. En esta ocasión no sólo funciona la premisa en la figura de Gassman o el impagable Pepino de Filippo, sino que el film de Risi cuida de forma muy acusada la galería de personajes secundarios, formando un conjunto magnífico que permite la presencia de personajes espléndidamente descritos e interpretados, pese a una ocasional escasa presencia en pantalla. Y es que uno llega a sentir pena ante el semblante abatido del joyero ante Gerardo, que le acaba de robar delante de su rostro un anillo de diamantes, la hilarante presencia en lugar secundario de la abuela de Pepino de Filippo –ciega y sorda, y con un permanente tembleque en las manos-, o ese industrial hipócrita que busca con sobornos que le concreten una contrata en su “pasta al huevo”. Con esta galería, se alcanzan secuencias tan magníficas como la estafa que sufre dicho empresario en plenas oficinas militares, o la impagable simulación de Gassman travestido como una envejecida Greta Garbo que viaja a Italia en su retiro.
Il Mattatore merece figurar por derecho propio entre las mejores páginas del género en Italia.

Ver la escena del joyero:

Rocco y sus Hermanos


Viernes 15 de octubre

Título original: "Rocco E I Suoi Fratelli" (1960)

Dirigida por Luchino Visconti; con Alain Delon, Renato Salvatori, Annie Girardot, Claudia Cardinale y otros. Música: Nino Rota. (177 min)

Intenso y apasionado melodrama con ribetes de tragedia griega. Obra maestra de infinita belleza, "Rocco y sus hermanos" es un film fundamental dentro de la filmografía de su autor que emerge como la esencia melodramática del mejor Visconti y como el punto de inflexión y cambio donde se unen pasado y futuro del cineasta milanés.

Rosaria (Katina Paxinou) y sus cuatro hijos, Simone, Rocco, Ciro y Luca, abandonan su Lucania natal y emigran a Milán donde vive Vincenzo -el hijo mayor-, en busca de una vida mejor. Poco a poco la gran ciudad ira socavando el núcleo familiar hasta destruirlo.

Film con un trasfondo de fuerte carga social, bajo la sensible y operística dirección de Visconti se eleva desde planteamientos asentados en el neorrealismo hacia un melodrama realista, no por eso exento de poesía y de un intenso lirismo. Ambientada en los suburbios de la gran ciudad, los bajos fondos y el sórdido mundo del boxeo, en “Rocco y sus hermanos” encontramos algunos de los temas más queridos por Visconti: la figura de la madre, la degradación física y moral y la redención de la culpa, donde conceptos como amor, odio, pasión, violencia y muerte cobran de repente todo su sentido y se transforman en el hilo conductor del itinerario vital de unos personajes en busca de la redención.

Imposible olvidar a Rocco -un espléndido Alain Delon -el único Rocco posible según Visconti-, viva imagen de la renuncia, a Simone (Renato Salvatori), un perdedor nato, y a Nadia (Annie Girardot), personaje sin futuro y sólo una salida posible.

El extraordinario guión, la soberbia dirección de actores y la inmortal y nostálgica música de Nino Rota hacen de este inmenso fresco que es “Rocco y sus hermanos” una de las obras maestras de Visconti y del cine con mayúsculas.

Film hermoso y profundamente poético; sólo al final Visconti nos abre un resquicio para la esperanza en la figura de Luca. Plagada de secuencias inolvidables, que son patrimonio de la memoria colectiva, quizás sean la del encuentro de Rocco con Nadia en la terraza del Duomo de Milán -impagable plano de Delon con una lagrima deslizándose por su mejilla-, la última escena de Nadia y Simone y la de Luca acariciando la fotografía de Rocco en las portadas de los periódicos para después perderse en la lejanía las que mejor sintetizan el espíritu del film y la sensibilidad artística de su autor. Imprescindible obra maestra absoluta de visión obligada.












Fuente: Francesc Chico Jaimejuan (Filmaffinity)


Ver trailer:

Brancaleone en las Cruzadas

Domingo 17 de octubre a las 17 hs.

Título original: "Brancaleone Alle Crociate" (1970)

Dirigida por Mario Monicelli; Vittorio Gassman, Adolfo Celi, Stefania Sandrelli, Beba Loncar. (116 min)

La esperada secuela de "La Armada Brancaleone". El caballero medieval Brancaleone Da Norcia organiza una expedición hacia Tierra Santa,liderada por un monje visionario, pero bastante desorientado para encontrar el camino a Jerusalén. En su camino se encontrarán con otro grupo que les acusa de herejía, además de mutilados, leprosos y brujas...

Mario Monicelli estrenó el film cinco años después de "La armada Brancaleone", que había obtenido notable repercusión. "Brancaleone alle crociate" - Brancaleone en las Cruzadas- se vincula con el primer episodio a partir de la llegada del "héroe" (espectacular Vittorio Gassman en una de sus grandes creaciones) a tierra firme, luego de su peregrinar para incorporarse a las Cruzadas.

Se destaca la extraordinaria fotografía de Aldo Tonti, que realza el recorrido de Brancaleone por Tierra Santa. En esta ocasión, éste no lleva a cabo su periplo sólo con la compañía de su ejército -tropa curiosa pero tropa al fin- sino tambien con un agregado femenino bien diferente: la princesa rubia que se vale de sus servicios (Beba Loncar) y una muchacha a quien acusan de bruja (Stefanía Sandrelli).

También vale la pena destacar a tres de los nuevos miembros de su "Ejercito": el cruzado alemán sicópata interpretado por Paolo Villagio, el penitente cristiano masoquista, un muy particular leproso y la aparición del gran Adolfo Celli interpretando a un rey que sólo habla en rima.

Mario Monicelli y sus guionistas habituales, Age y Scarpelli, urden una trama que encadena maravillosos y divertidos gags (que en su época fueron transgresores), en lo que parece un precedente de algunas parodias de Monthy Pyton.

En el Festival de San Sebastián de 1971, "Brancaleone alle Crociate" recibió el premio a la mejor interpretación masculina para Vittorio Gassman.

Vittorio
Por Mario Monicelli


Fue conmigo que Vittorio ingresó al cine como actor de comedia, con "Los
Desconocidos de Siempre". Antes de eso, hasta fines de los años cincuenta, sólo
se conocía su faceta de actor serio, dramático. El hecho es que nosotros dos
éramos amigos, grandes amigos.

Como yo frecuentaba mucho a Vittorio, y en ámbitos que excedían los escenarios, sabía que su profunda capacidad de observación le permitían el humorismo y la parodia. En el teatro Vittorio adoptaba un tono autoritario que no utilizaba en la vida real, en la que se destacaba por ser un hombre de un ingenio irresistible y un director tenaz y explosivo.

Teníamos mucha confianza. Recuerdo largos paseos que abundaban en discusiones y contrastes, pero que se caracterizaban siempre por su tono humorístico. Si había algo que invariablemente lo irritaba, eran mis opiniones sobre la tragedia griega. El la idolatraba, le parecía algo sagrado, intocable. Yo le contestaba que, a mi modo de ver, tenía una retórica pomposa y que, en el fondo, todas las tragedias clásicas no eran más que libros policiales. No lo soportaba.

Cuando le propuse interpretar un personaje cómico, el de Los desconocidos de siempre, con guión de Age y Scarpelli, a quienes apreciaba mucho, Vittorio aceptó con sorpresa y entusiasmo. Finalmente se permitía ser él mismo. El rodaje fue muy placentero y gracioso. También fue ahí donde se conocieron Gassman y Totó, que encarnaba al gran maestro de robo de cajas fuertes. Junto con los hermanos Marx, Totó era el cómico a quien más admiraba Vittorio. Según me contó, lo dejaba pasmado. Lo encontraba sorprendente, su genio cómico superaba en mucho todo lo que él pudiera haber imaginado.

Luego Vittorio rodó conmigo "La Gran Guerra" y, a fines de los años sesenta y principios de los setenta, se convirtió en Brancaleone.
Fueron dos películas, "La Armada Brancaleone" y "Brancaleone en las Cruzadas". Una vez más el personaje está pensado para él. Age y Scarpelli pensaban en una saga
medieval que fuera realista, en oposición al mundo de los caballeros andantes y
las doncellas remilgadas que suelen pintarnos en la escuela. El nuestro sería un medioevo bárbaro, salvaje, repleto de miseria y suciedad, habitado por caudillos corruptos y groseros.

Vittorio le dio pleno sentido a todo: en el papel de Brancaleone se autoparodió de manera genial; se burló de su propia exaltación y retórica de actor serio reconocido y consumado. Construimos un lenguaje absurdo, "medievalizante" y cómico, que caracterizó a Brancaleone.

Vittorio se posesionó totalmente del personaje, logró comprenderlo, interpretarlo con soltura, hacerlo creíble. Nuevamente el clima de trabajo se destacó por su tono divertido y liviano, como pasa cuando se trabaja con grandes actores, con aquellos cuya solvencia no tiene límites.













Ver escena:


Ver títulos:

La Gran Guerra

Domingo 17 de octubre a las 19:30 hs.

Título original: "La Grande Guerra" (1959)

Dirigida por Mario Monicelli; con Alberto Sordi, Vittorio Gassman, Silvana Mangano. (137 min.)

“La Gran Guerra” de Monicelli nació de una sinopsis de Luciano Vincenzoni titulada “Dos héroes”, que más tarde Age y Scarpelli, junto con Monicelli, convirtieron en guión cinematográfico. Vicenzone se había basado en el cuento “Les Amis” (1883) de Guy de Maupassant, donde la acción está ambientada en el conflicto franco-prusiano. A diferencia del relato, la película de Monicelli amplia el universo de personajes a toda una tropa compuesta de campesinos, delincuentes, obreros y parias de la vida. Al frente de todos ellos encontramos a Vittorio Gassman y Alberto Sordi como auténticos protagonistas de un film coral, un verdadero fresco de la vida de la trinchera. Estos dos personajes serán el hilo conductor de ese retrato de la vida cotidiana de los soldados italianos en el frente. Dos pillos cobardes que entre lo satírico/trágico intentan escapar continuamente del peligro.

"La gran guerra" de Monicelli sorprende no tanto por su planteamiento inicial como por su desarrollo, que muestra un crescendo dramático considerable. Existe en el guión una magnífica alternancia entre la comedia y el drama. De manera inteligente, los guionistas cortan los momentos cómicos, a veces de forma seca, con el anuncio de la tragedia; y las situaciones dramáticas se aligeran con la ironía y toque cómicos. La mayor parte de las veces la risa surge del más absoluto drama. No es un humor burdo y una risa fácil, sino un humor inteligente y de doble sentido. No hay frase que sea fruto de la casualidad: son frases muy estudiadas y llenas de significados. Quizás fueron esos diálogos y situaciones, los que no gustaban a la censura, que como en todas partes intentan cortar lo más significativo de la historia.

En una primera parte, cuando los dos protagonistas se conocen, y más adelante -cuando se nos muestra la vida de cuartel, los "hermanos de armas" y las primeras impresiones del frente -el espectador piensa que va a asistir a una entretenida sátira bélica a la italiana, llena de peripecias y ocurrencias desmitificadoras y burlescas. La aparición de Silvana Mangano, en una de las mejores escenas del filme, refuerza esta impresión, que sin embargo, no ha de permanecer mucho tiempo. No hay una transición brusca al drama, lo que ocurre es más bien que éste va haciendo su aparición con cuentagotas; el hambre de los soldados, la incomprensión que sienten acerca de los motivos de la guerra, el recuerdo de los seres queridos a los que se manda dinero o se escribe con "manos prestadas"... todo ello va creando una sensación de desasosiego sin que el humor desaparezca. Seguidamente se nos muestra la lucha, la muerte, la fatalidad tragicómica que culmina la historia; así, el último plano y el último diálogo condensan el alma de la película a la perfección. Una película profundamente antibélica sin caer en discursos panfletarios sino recurriendo al absurdo -recurso muy coherente cuando de guerra se habla- y a la sutil valoración de los detalles reveladores del horror y las miserias de la guerra.

La película destaca también por sus apartados técnicos, mostrando la pericia del director en la narración visual de la historia, ya sea en lo concerniente a las peripecias de los protagonistas, o en el trasfondo bélico general. En este último sentido, destacan algunas secuencias de batallas, magníficamente realizadas, y que hasta la fecha no tenían equivalente en el cine italiano. Hay que señalar también algún momento brillante en el que las imágenes transmiten máxima emoción sin necesidad de palabras, como el desfile de los soldados por el pueblo que les aclama. Los actores brillan, como no podía ser de otra forma dada su calidad, en especial un Alberto Sordi que da rienda suelta a su talento cómico. Muy destacables también todos los secundarios, de gran importancia en una película que tiene batantes momentos corales.

Precisamente uno de los hechos históricos menos tratados en la literatura y en el cine italianos fue todo lo ocurrido en La I Guerra Mundial; mientras en el resto de Europa y en Estados Unidos surgían documentales o libros de memorias sobre el conflicto bélico, en Italia reinaba el silencio. El motivo era muy simple: existía el convencimiento de que los seiscientos mil muertos de la Gran Guerra se podrían y habrían debido evitar; y cuando se supo que el excelente director Mario Monicelli preparaba el film “La Gran Guerra”, se inició una campaña total contra la película. Monicelli para conseguir su objetivo, no solo tuvo que luchar contra los medios y contra la censura, sino que además tuvo que defender el final de la misma, frente a las imposiciones del propio productor Dino de Laurentiis.

Ganadora del León de Oro en el Festival de Venecia y nominada al Oscar a la Mejor Película en Idioma Extranjero.

Ver escena: