PROGRAMACIÓN AÑO 2014
Agosto de 2014: Dedicado al thriller policial francés

Los Aventureros

Jueves 6 de septiembre

Título original: "Les Aventuriers" (1967)

Dirección: Robert Enrico
Intérpretes: Alain Delon, Lino Ventura, Joanna Shimkus y Serge Reggiani.
Guión: Robert Enrico, José Giovanni, Pierre Pelegri (Novela: José Giovanni)
Fotografía: Jean Boffety
Música: François de Roubaix
Producción: Gérard Beytout, René Pignières
País: Francia
Duración: 112 min.

Un clásico film de culto. Tres amigos de espíritu aventurero; Manu, Roland y Laetitia, parten al Congo en busca de un avión hundido con un tesoro oculto, y son perseguidos por un grupo de mercenarios que también van en busca del del mismo.

Pero más allá de la cruda sinopsis argumental lo que desprende esta película es una dulce melancolía por una forma de hacer,
entender y disfrutar el cine que ya se ha perdido casi completamente.
Cine puro de aventuras sin mayores efectos especiales que el de la amistad, el amor y el compañerismo. Una película inmensamente popular en su momento y que marcó una época, magistralmente interpretada por la insuperable dupla de Alain Delon y Lino Ventura, ambos en su mejor momento, más el aporte de una exquisita Joanna Shimkus en el especial papel de Laetitia, personaje del cual se enamorara toda una generación.


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La Evasión

Jueves 13 de septiembre

Título original: "Le Trou" (1960)

Dirigida por Jacques Becker; con Marc Michel, Jean Keraudy, Philippe Leroy, Raymond Meunier, Michel Constantin, André Bervil, Jean-Paul Coquelin, Eddy Rasimi. Basada en un libro de José Giovanni.

Una breve indicación del actor Jean Keraudy -que interpreta a Roland en la película, un personaje que vivió la historia en carne propia- nos indica con extraña cercanía que los hechos que vamos a contemplar son reales y sucedieron en la cárcel francesa de la Santé en 1949. Ese aviso –rodado con una extrañeza basada en la sinceridad- predispone a la implicación del espectador en los hechos que nos va a contar Jacques Becker en el que sería su último film –a raíz de su inesperado fallecimiento tuvo que culminar algunos detalles de postproducción su hijo, el posterior realizador Jean Becker.

Sin duda "Le Trou" -"La Evasión"- constituye un inesperado testamento y la obra maestra del que fuera uno de los más grandes realizadores de la cinematografía gala. Dentro del conjunto de una filmografía caracterizada por su alto nivel y, muy especialmente, su destreza técnica y hondura temática y ética dentro de una trayectoria que se implicó con diversos géneros populares, "Le Trou" supone un auténtico canto a la amistad y la lealtad, para lo que se contó con la base de una novela testimonial de Jose Giovanni cuya historia le era igualmente muy próxima, puesto que participó en una huída finalmente frustrada y su persona está representada en Manu, el personaje que encarna Philippe Leroy. También participó de esta huida Jean Kéraudy, que en la película se representa a sí mismo (el de los dedos cortados).

Tras este aviso, la película se centra en la llegada de Gaspard (Marc Michel) a una celda en la que conviven cuatro reclusos –los ya mencionados Manu y Roland, Géo (Michel Constantin) y Monseigneur (Raimond Meunier). De forma rápida el espectador advertirá que Gaspard tiene unos rasgos bien diferentes al de sus cuatro nuevos compañeros. Se caracteriza por sus modales más aparentemente sensibles, aspecto más cuidado y una mirada temerosa. Sus compañeros son aparentemente más brutos pero muy pronto se revelan de gran nobleza. Tras unos instantes de duda ellos deciden contarle al nuevo compañero el plan que han decidido acometer para huir de la prisión, no sin antes preguntarle por las causas por las que se encuentra encerrado –ha sido acusado por su esposa de haber intentado un homicidio frustrado; en realidad todo se dirime en la infidelidad que le ha provocado con su hermana menor y el substrato de ser un mantenido de su cónyuge.

Cuando el espectador se encuentra un tanto sorprendido por las escasas posibilidades que observa de huir de una cárcel contundentemente vigilada, la película despliega un giro sorprendente y logra –como muy pocas veces en la historia del cine- que el espectador en todo momento sea un personaje más en el proceso que está a punto de lograr la huída –en este caso sería más propio señalar un “reencuentro con la libertad” de estos cinco reclusos.

En esa extensa pero apasionante secuencia en la que Becker logra atrapar al espectador de la forma más noble posible, hay que destacar –algo extensible a toda la película- la impresionante labor de iluminación de Ghislain Cloquet en la que tanto las sombras, las oscuridades y los escasos puntos de luz tienen su máximo exponente en esos largos planos en los que la oscuridad prácticamente engulle a los dos presos exploradores en sus desplazamientos por los húmedos y fríos túneles del castillo.

De forma directa, sin coartadas discursivas y siempre atendiendo a la lógica de la acción, con una extraordinaria capacidad de síntesis, una sobriedad deudora del mejor cine francés y una extraordinaria dirección de actores que atiende a miradas pero también al enorme esfuerzo físico que desarrollan todos ellos , "Le Trou" se distancia de posteriores títulos como el más limitado "La Gran Evasión" (The Great Escape, 1963, John Sturges) y siempre mantiene a ese espectador como un personaje más, que en algunos momentos quisiera implicarse en ese esfuerzo solidario realizado por este grupo de presos.

"Le Trou" es un film de una riqueza inagotable, una obra que por sí sola marca un punto y aparte en la cinematografía francesa. Un lugar de llegada que quizá no tuvo una continuidad por que era difícil llegar a repetir unas cotas como las alcanzadas, en las que la hondura psicológica de todos sus personajes fuera en consonancia a su sobriedad expositiva, y en diametral oposición a los auténticos tours de force cinematográficos que constantemente nos dosifica Becker con la sabiduría de un maestro –uno de ellos es la enorme complejidad con la que se filman los planos a través del diminuto espejo adosado al cepillo de dientes.

En su momento Jean-Pierre Melville comentó que la obra póstuma de Jacques Becker era "el más bello film francés". Tal vez haya sido una afirmación hecha de forma impetuosa y desde el sincero entusiasmo. Sin embargo la compartimos plenamente. Pocos realizadores en el cine tuvieron –en este caso de forma involuntaria- un testamento tan admirable, sentido, directo y al mismo tiempo narrado de forma tan creíble y cercano. Una absoluta obra maestra.

Alejada de todos los clichés, seguramente sea la mejor película jamás filmada dentro del prolífico género de los dramas carcelarios. Maravilloso testamento fílmico de Becker, cuyo desgarrador final queda grabado para siempre en la memoria.
Pauvre Gaspard!

(Fuente: Claqueta.es)

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Dos Hombres en la Ciudad


Jueves 20 de septiembre

Título original: "Deux Hommes Dans La Ville" (1973)

Dirigida por José Giovanni; con Jean Gabin, Alain Delon, Mimsy Farmer, Christine Fabrega, Michel Bouquet, Victor Lanoux, Gérard Depardieu y otros. (100 min)

José Giovanni sí que fue un hombre con una vida digna de ser llevada al cine. Nacido en Paris, de origen corso, pasó su juventud ejerciendo trabajos de lo más variado: leñador, minero, posadero, alpinista... participando activamente también en la II Guerra Muncial.
En 1948 es condenado a morir guillotinado por su participación en un golpe mafioso organizado por su tío, en el que mueren varias personas. La sentencia es conmutada por 20 años de trabajos forzados. Tras su salida de prisión 8 años después decide plasmar su experiencia carcelaria en la novela "Le Trou" ("La Evasión"), que Jacques Becker llevaría magistralmente al cine poco después. Su carrera como novelista hace que otros directores como Melville o Sautet se interesen por sus obras, y de ahí dará el salto a la dirección hasta llegar a esta magnífica "Deux Hommes Dans la Ville", mirada lúcida y negrísima al sistema carcelario y judicial francés, que recién erradicó el uso de la guillotina en 1981 (si bien la última ejecución fue en 1977).

Película sobria y elegante en la dirección (recuerda por momentos a Bresson), trata la reinserción del preso en la sociedad sin caer en la obviedad, sin golpes de efecto, sin demagogias. La figura del educador, fabulosamente interpretado por Jean Gabin (en uno de sus mejores papeles), simboliza la lucha contra el sistema carcelario y judicial: funcionarios incompetentes, policías sin escrúpulos, jueces parciales y un desprecio generalizado por los delincuentes que ya pagaron su deuda. La interpretación de Gabin es contenida pero llena de intensidad, especialmente en su oratoria final en el juicio.

Como protagonista tenemos a Alain Delon, bordando su papel de delincuente rehabilitado que, pese a sus intentos por volver a ser una persona normal, a respirar aire puro, se ve casi obligado a sucumbir a causa de la incansable e insistente persecución a la que se ve sometido. Las escenas finales cortan la respiración, con ese cruce de miradas entre Gino (Delon) y Germain (Gabin).

Como en otras obras de Giovanni, la película es áspera, directa, presentando una particular visión de la realidad marcada por el escepticismo acerca de la sociedad y sus instituciones, que contrasta con una confianza sincera en las actitudes individuales, en las que sí cabe la solidaridad y la amistad. Espléndido guión, que combina sencillez formal con profundidad temática y una excelente labor interpretativa, tanto de Alain Delon como de Jean Gabin.

Giovanni manifiesta el mismo árido, distante escepticismo hacia la religión, el sistema judicial o las protestas estudiantiles. Pero no se trata de una película reaccionaria, sino renuente a todo tipo de idealismos. De modo que son las decisiones mínimas pero puntuales de hombres y mujeres en situaciones concretas las únicas que valen para Giovanni, o gestos imprescindibles como el de una mano en el hombro, una llamada telefónica, una mirada e incluso un cuerpo que está ahí, donde sabe que se lo necesita, aunque no nos mire.

La película está muy bien estructurada, con un ritmo adecuado, logrando que el argumento avance siempre ganando en angustia y dramatismo; las secuencias finales, tremendas y casi mudas, calan profundamente en el espectador.

José Giovanni ha sido un brillante novelista y guionista, autor de las mejores historias del cine francés, pero sin dudas esta es su mejor película como director.
Un ejemplo perfecto de cómo plasmar la experiencia vital en la pantalla, y además hacerlo de forma lúcida. Ya lo decía el autor: "No hay que esperar nada de la humanidad".

"Furibundo alegato contra la pena de muerte (...) uno de los mejores ejemplos del nivel al que llegó durante los años setenta el cine negro francés." (Miguel Ángel Palomo: Diario El País, España).















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A Todo Riesgo

Jueves 27 de septiembre
Título original: "Classe Tous Risques" (1960)

Dirección: Claude Sautet
Intérpretes: Lino Ventura, Sandra Milo y Jean-Paul Belmondo.
Guión: José Giovanni, Claude Sautet, Pascal Jardin. Diálogos: José Giovanni. Basado en la novela de Jose Giovanni.
Fotografía: Ghislain Cloquet
Música: Georges Delerue
Producción: Jean Darvey
País: Francia
Duración: 110 min.

Un gángster condenado a muerte huye a París con su esposa e hijos después de años de ser fugitivo. Rápidamente comprende que sus viejos amigos no pueden o no quieren ayudarle y en su fuga desesperada debe confiar en extraños. Pero la tragedia le sigue los pasos y -como buen héroe de thriller francés- deberá buscar la forma más honorable de caer envuelto en llamas.

El director Sautet maneja a la perfección el ritmo y a su espléndido elenco, con gran uso de las locaciones, en su mayoría lugares reales.
Protagonizada por dos estrellas de primera magnitud como Lino Ventura y Belmondo, en el film se hace una radiografía sobre la camaradería, la traición, la venganza, la amistad, la ética y el honor.

Brillante muestra del cine negro francés que, en muchos aspectos, recogió temas y personajes que a su homónimo hollywoodense nunca le interesaron.

"A todo riesgo" se estrenó conjuntamente con "Sin aliento", siendo esta última la película que se llevó toda la fama en su momento -ambas con un notable y joven Belmondo en el reparto. Pero la película de Sautet fue un clásico poco reconocido e igualmente revolucionario, al cual el paso del tiempo no hizo más que agigantar dando su justa dimensión y opacando a aquella y a otras realizaciones contemporáneas.

Sautet renovó el género como lo hizo Tourneur, profundamente, lo cual se advierte desde la genial primera secuencia en la estación de trenes. Infundió a sus escenas de acción con absoluta autenticidad, dándole un increible sentido de realismo que le ganó la admiración del gran Robert Bresson.

La importancia de los lazos y sentimientos familiares primarios es lo que separa y distingue a "A Todo Riesgo" de cualquier otra película de gangsters de su tiempo. Las escenas de Davos (Ventura) con sus hijos transmiten una enorme ternura y calidez, y añade un intenso dramatismo a la historia.

Sautet deja de lado todos los clichés del género y contrariamente a Jean-Pierre Melville, que se inspira directamente en el imaginario del cine negro americano clásico, le da nueva vida bajo su propia perspectiva.

Por supuesto que detrás de este film subyace la pluma de un monstruo como José Giovanni, novelista y guionista autor de clásicos como Le Samouraï, Le Trou o Le Deuxième Souffle; un ex presidiario que conocía el submundo del hampa de primera mano.

Según el mismo Giovanni, esta fue la mejor adaptación al cine de todos sus libros. No tiene ni una sola escena en nightclubs, evitando todos los lugares comunes del género. Y tiene mucho más corazón incluso que "Le Deuxième Souffle".

Para finalizar, nada mejor que una cita del gran director francés Bertrand Tavernier, quien al referirse a esta película escribió lo siguiente: "Es un film que me hace querer abrazar a sus realizadores y convertirme en su amigo."

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Classe tous risques 1960