Título original: "Pépé le Moko" (1937)
Dirección: Julien Duvivier
Intérpretes: Jean Gabin, Mireille Balin, Gabriel Gabrio, Lucas Gridoux, Fernand Charpin, Gilbert Gil, Line Noro, Saturnin Fabre, Marcel Dalio, Charles Granval, Gaston Modot, René Bergeron, Paul Escoffier, Roger Legris, Jean Témerson
Guión: Henri La Barthe, Jacques Constant, Julien Duvivier, Henri Jeanson (Novela: Henri La Barthe)
Fotografía: Marc Fossard, Jules Kruger (B y N)
Música: Vincent Scotto, Mohamed Ygerbuchen
Producción: Pathé Cinéma
País: Francia
Duración: 94 min.
El genial escritor y novelista Graham Greene, que solía ser bastante ácido cuando hacía críticas cinematográficas, escribió que esta película era "Uno de los films más apasionantes y conmovedores que recuerdo haber visto" y que "Eleva el thriller al nivel de poesía". Según un documental de la BBC, le sirvió de inspiración para su aclamada novela "The Third Man".
El famoso gángster Pépé le Moko (Jean Gabin en una icónica interpretación) es un hombre buscado: las mujeres lo quieren, los rivales desean destruirlo, y la justicia le está pisando los talones. En la laberíntica y sórdida Casbah de Argel, donde se esconde y maneja el mundillo del hampa, Pépé está a salvo de caer en las garras de la policía, pero después de dos años allí comienza a extrañar su libertad y sobre todo París. Un día Pépé conoce a Gaby Gould (Mireille Balin), una bella turista parisina, y descubre que su corazón aún está en París, a la vez que el inspector argelino Silmane (Lucas Gridoux), sin apuro y con una paciencia interminable, trata de usarla para atraer a Pépé fuera de los confines de la Casbah para así poder atraparlo.
Uno de los más influyentes films del siglo 20 y un hito del realismo poético francés.
En el más importante film de gángsters de todos los tiempos, Duvivier lleva a la pantalla grande una emocionante historia de amor, pasión, lealtad y traición.
Para entender realmente a Humphrey Bogart, Edward Robinson, Robert Mitchum y Al Pacino, primero hay que descubrir a Jean Gabin, el gángster más arquetípico del cine.
Un magnífico film noir, tal vez uno de los mejores, filmado décadas antes de que los franceses inventaran este término que define determinado género de películas americanas que luego los franceses -como Melville, Becker y otros- desarrollarían con estilo propio.
Pero más que una historia de gángsters, es una historia de nostalgia, de una infinita nostalgia.
Hay una conmovedora escena que no puede dejar a nadie indiferente, en la cual una ex cantante de mediana edad (Frehel) pone una de una de sus viejas grabaciones en un gramófono y canta a coro con su voz que se mantiene intacta, aunque su imagen ya no se parece en nada a lo que era en su añorada juventud. Mientras se le caen las lágrimas, ella canta una canción sobre París recordando un glorioso pasado que quedó para siempre en su memoria.
En otra escena, Pépé se enamora de Gaby mientras recuerdan diferentes sitios de París, y finalmente ambos coinciden en la Place Blanche, el lugar favorito de ambos,
donde él siente que pertenece -y no a la Casbah, donde Pépé está seguro, pero no puede olvidar el sonido del Metro en París. Cuando Pépé quiere expresarle su amor a ella, le dice que ella le recuerda al Metro de París.
En uno de los más desesperantes finales de la historia del cine, Duvivier pone al descubierto la supremacía del corazón, incluso el corazón de un criminal.
Julien Duvivier es uno de los mejores directores de cine franceses de todos los tiempos. Fue un pionero y un innovador que dejó un valiosísimo legado en la historia del cine. Fácilmente podemos encontrar la influencia de "Pépé le Moko" en diversos films como "The Third Man", "Odd Man Out", "Casablanca", "The Time Of Your Life", "To Have And Have Not", "The Wages of Fear", -e incluso "Pepe le Pew".
Gabin adquirió una notable popularidad con su encarnación de héroes románticos y de origen humilde en filmes como "La Bandera" (1935) y "La Belle Équipe" (1936), ambas dirigidas por Duvivier, y "Los Bajos Fondos" (1936), de Jean Renoir. "Pépé le Moko" (1937), también de Duvivier, fue sin ninguna duda su primer gran éxito internacional. En ella Gabin interpreta al personaje del título, un elegante ladrón que se esconde de la policía en la Casbah de Argel, y vive una trágica historia de amor con una mujer de París. Pépé le Moko obtuvo un éxito sin precedentes en la historia del cine francés. Jean Gabin personifica a un Pépé que es a la vez un hombre divertido, un criminal, un amante, un fugitivo, y un actor fabuloso que se expresa con total convicción. Gabin es uno de los mejores actores que ha dado el cine francés, y Pépé es una de sus mejores creaciones para la pantalla.
Si bien el guión es bastante simple, aquí es la atmósfera lo que vale, y la colorida variedad de caracteres que rodean al protagonista. Con la espléndida fotografía e iluminación de Marc Fossark y Jules Kruger, Duvivier capta la esencia y el misterio de Argel y la Casbah, internándose y explorando la diversidad cultural de los habitantes de la Casbah y su paisaje arquitectónico a principios del siglo XX.
"A vista de pájaro, el barrio de Argel que se llama la Casbah, profundo como un bosque, y hormigueante como un hormiguero, es una extensa escalera en la que cada terraza es un camino que desciende hacia el mar. Entre estos caminos, callejuelas tortuosas y sombrías, callejuelas en forma de atalayas de vigilancia, callejuelas que se cruzan, coinciden, se entrelazan, se desentrelazan en un desbarajuste de laberintos. Unas estrechas, otras abombadas como bodegas. Por todos los lados, en todos los sentidos, escaleras, subidas bruscas como escalas, pendientes hacia pozos oscuros y apestosos, porches que exudan, obscuros, invadidos por los gusanos... y por la humedad.
Los cafés, sombríos, están llenos a toda hora. Silenciosos callejones con nombres raros... 'Calle de la Impotencia', 'Calle de la Ciudad de Soum Soum', 'Calle del Hotel de la Miel' 'Calle del Hombre de la Perla'.
Viven cuarenta mil donde solo deberían ser diez mil. Cuarenta mil venidos desde todas partes, los de antes de la conquista, los de pasado berberisco, y sus descendientes honestos, tradicionalistas, y para nosotros, misteriosos. Cabileños, Chinos, Gitanos, Heimatlos, Eslavos, Malteses, Negros, Sicilianos, Españoles, y chicas de todos los países, formas y medidas. Altas, gordas, pequeñas, sin edad, sin forma, abismos de grasa donde nadie se atreve a arriesgarse...
Casas con patios interiores, aislados como células sin límites máximos y sonoros como pozos, que se comunican entre ellas por las terrazas que los dominan. Terrazas que son del dominio exclusivo de las mujeres del lugar. Pero los europeos los toleran. Forman una ciudad aparte, de escalón en escalón, descendiendo así hasta el mar. Colorida, dinámica, múltiple, ruidosa, no hay una Casbah; hay cientos. Miles."
"Pépé le Moko" fue hecha de nuevo en 1938 con el nombre de "Algiers" con muy pobres resultados (el protagonista fue Charles Boyer). Su productor Walter Wanger intentó comprar y destruir todas las copias del film original de Duvivier, a la vez que compró los derechos para mantenerla fuera de las pantallas, con la finalidad de que sólo quedara disponible su remake, pero afortunadamente los planes le salieron mal, gracias a lo cual aún podemos disfrutar esta inolvidable obra maestra de todos los tiempos.
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