PROGRAMACIÓN AÑO 2014
Agosto de 2014: Dedicado al thriller policial francés

Historia De Un Policía


Viernes 3 de septiembre

Título original: "Flic Story" (1975)

Dirigida por Jacques Deray; con Alain Delon, Jean-Louis Trintignant y otros -Renato Salvatori, Claudine Auger, Maurice Biraud, André Pousse, Mario David, Paul Crauchet. Música: Claude Bolling. (107 min.)

Por un lado, está Roger Borniche (Alain Delon), un policía distinto a los demás, al cual los gangsters escriben incluso para agradecer su humanidad y que nunca lleva armas. Por otro lado está Emile Buisson, un criminal que no duda en matar a sus propios cómplices. Entre los dos, un fantástico duelo.

Este policial negro está basado en una historia real, la del primer Enemigo Público Nº 1 que tuvo la Francia de posguerra, el ladrón y asesino Emile Buisson (interpretado por un magnífico Jean Louis Trintignant), quien fuera capturado, después de años de busqueda, por el policia Roger Borniche (Alain Delon), quien luego escribiría la historia de manera autobiográfica.

Cinematográficamente se trata de un robusto policial repleto de acción y estilo, buena muestra de la manera de hacer francesa, siempre un tanto gélida y distanciada, lacónica y carismática. El artesano Deray (responsable de films como "La Piscina", "Borsalino" o "El derecho a Matar") narra en formá clásica y pone su firmeza al servicio de los divos protagonistas, que aquí se intercambian sus papeles/arquetipos, siendo Delon el recto policia insobornable y el "prestigioso" Trintignant (en una interpretación memorable relizada con un estilo impenetrable y gustosamente sádico) el duro gangster. Basicamente "caza del hombre" y enfrentamiento en la cumbre entre dos profesionales dispuestos a cumplir su cometido (parangonados con inteligencia durante todo el desarrollo), muy bien ambientado, acertadamente trepidante y competentemente narrado.


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La Evasión

Viernes 10 de septiembre

Título original: "Le Trou" (1960)

Dirigida por Jacques Becker; con Marc Michel, Jean Keraudy, Philippe Leroy, Raymond Meunier, Michel Constantin, André Bervil, Jean-Paul Coquelin, Eddy Rasimi. Basada en un libro de José Giovanni.

Una breve indicación del actor Jean Keraudy -que interpreta a Roland en la película, un personaje que vivió la historia en carne propia- nos indica con extraña cercanía que los hechos que vamos a contemplar son reales y sucedieron en la cárcel francesa de la Santé en 1949. Ese aviso –rodado con una extrañeza basada en la sinceridad- predispone a la implicación del espectador en los hechos que nos va a contar Jacques Becker en el que sería su último film –a raíz de su inesperado fallecimiento tuvo que culminar algunos detalles de postproducción su hijo, el posterior realizador Jean Becker.

Sin duda "Le Trou" -"La Evasión"- constituye un inesperado testamento y la obra maestra del que fuera uno de los más grandes realizadores de la cinematografía gala. Dentro del conjunto de una filmografía caracterizada por su alto nivel y, muy especialmente, su destreza técnica y hondura temática y ética dentro de una trayectoria que se implicó con diversos géneros populares, "Le Trou" supone un auténtico canto a la amistad y la lealtad, para lo que se contó con la base de una novela testimonial de Jose Giovanni cuya historia le era igualmente muy próxima, puesto que participó en una huída finalmente frustrada y su persona está representada en Manu, el personaje que encarna Philippe Leroy. También participó de esta huida Jean Kéraudy, que en la película se representa a sí mismo (el de los dedos cortados).

Tras este aviso, la película se centra en la llegada de Gaspard (Marc Michel) a una celda en la que conviven cuatro reclusos –los ya mencionados Manu y Roland, Géo (Michel Constantin) y Monseigneur (Raimond Meunier). De forma rápida el espectador advertirá que Gaspard tiene unos rasgos bien diferentes al de sus cuatro nuevos compañeros. Se caracteriza por sus modales más aparentemente sensibles, aspecto más cuidado y una mirada temerosa. Sus compañeros son aparentemente más brutos pero muy pronto se revelan de gran nobleza. Tras unos instantes de duda ellos deciden contarle al nuevo compañero el plan que han decidido acometer para huir de la prisión, no sin antes preguntarle por las causas por las que se encuentra encerrado –ha sido acusado por su esposa de haber intentado un homicidio frustrado; en realidad todo se dirime en la infidelidad que le ha provocado con su hermana menor y el substrato de ser un mantenido de su cónyuge.

Cuando el espectador se encuentra un tanto sorprendido por las escasas posibilidades que observa de huir de una cárcel contundentemente vigilada, la película despliega un giro sorprendente y logra –como muy pocas veces en la historia del cine- que el espectador en todo momento sea un personaje más en el proceso que está a punto de lograr la huída –en este caso sería más propio señalar un “reencuentro con la libertad” de estos cinco reclusos.

En esa extensa pero apasionante secuencia en la que Becker logra atrapar al espectador de la forma más noble posible, hay que destacar –algo extensible a toda la película- la impresionante labor de iluminación de Ghislain Cloquet en la que tanto las sombras, las oscuridades y los escasos puntos de luz tienen su máximo exponente en esos largos planos en los que la oscuridad prácticamente engulle a los dos presos exploradores en sus desplazamientos por los húmedos y fríos túneles del castillo.

De forma directa, sin coartadas discursivas y siempre atendiendo a la lógica de la acción, con una extraordinaria capacidad de síntesis, una sobriedad deudora del mejor cine francés y una extraordinaria dirección de actores que atiende a miradas pero también al enorme esfuerzo físico que desarrollan todos ellos , "Le Trou" se distancia de posteriores títulos como el más limitado "La Gran Evasión" (The Great Escape, 1963, John Sturges) y siempre mantiene a ese espectador como un personaje más, que en algunos momentos quisiera implicarse en ese esfuerzo solidario realizado por este grupo de presos.

"Le Trou" es un film de una riqueza inagotable, una obra que por sí sola marca un punto y aparte en la cinematografía francesa. Un lugar de llegada que quizá no tuvo una continuidad por que era difícil llegar a repetir unas cotas como las alcanzadas, en las que la hondura psicológica de todos sus personajes fuera en consonancia a su sobriedad expositiva, y en diametral oposición a los auténticos tours de force cinematográficos que constantemente nos dosifica Becker con la sabiduría de un maestro –uno de ellos es la enorme complejidad con la que se filman los planos a través del diminuto espejo adosado al cepillo de dientes.

En su momento Jean-Pierre Melville comentó que la obra póstuma de Jacques Becker era "el más bello film francés". Tal vez haya sido una afirmación hecha de forma impetuosa y desde el sincero entusiasmo. Sin embargo la compartimos plenamente. Pocos realizadores en el cine tuvieron –en este caso de forma involuntaria- un testamento tan admirable, sentido, directo y al mismo tiempo narrado de forma tan creíble y cercano. Una absoluta obra maestra.

Alejada de todos los clichés, seguramente sea la mejor película jamás filmada dentro del prolífico género de los dramas carcelarios. Maravilloso testamento fílmico de Becker, cuyo desgarrador final queda grabado para siempre en la memoria.
Pauvre Gaspard!

(Fuente: Claqueta.es)

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Una Mariposa Sobre La Espalda

Viernes 17 de septiembre

Título original: "Un Papillon Sur L'épaule"

Dirigida por Jacques Deray; con Lino Ventura, Claudine Auger, Jean Bouise, Nicole Garcia, Paul Crauchet, Xavier Depraz, Roland Bertin. Guión: Jean-Claude Carrière & Tonino Guerra, sobre una novela de John Gearon. (95 min.)

El gran Lino Ventura protagoniza esta olvidada joya del policial más misterioso y laberíntico de la historia del cine francés. Roland, un marino que ha hecho escala en Barcelona para reunirse con su mujer, descubre un cadáver en la habitación contigua a la suya del hotel donde se hospeda. Luego de entrar a dicha habitación, recibe un violento golpe que lo deja inconsciente. Al despertar, ve que ha sido trasladado a una clínica psiquiátrica privada, en la cual el doctor a cargo le reclama un misterioso maletín, y el único paciente le habla de una mariposa posada sobre su espalda, la cual tiene la capacidad de hablar.
Una vez fuera, angustiado por las dudas acerca de aquel fatídico acontecimiento, Roland comienza a investigar qué fue lo que ocurrió aquel día en el hotel, sin imaginar que se verá inmerso en algo que difícilmente alcanzará a comprender.

Jacques Deray -considerado por muchos como el “Hitchcock francés”- era un verdadero especialista en thrillers y en historias policiales, los cuales por lo general tenían como protagonistas a héroes bastante complejos que presentaban una relación bastante ambigua con la ley. En el caso del film que hoy nos ocupa, nos encontramos con Roland, una persona común y corriente que se ve inmerso en una intriga policial que va a colocar su mundo totalmente de cabeza. Ya desde el momento en que Roland despierta acostado en la cama de aquella clínica, pareciera que su mundo se ha transformado en una verdadera pesadilla de la cual no logra despertar. Según el doctor que lo atiende, todo el episodio ocurrido con aquel cadáver en la habitación de hotel no es más que obra de su vívida y frondosa imaginación; una consecuencia del severo golpe que ha recibido en la cabeza. Identificar qué es real dentro del mundo en el cual ahora se encuentra inmerso, será la mayor dificultad del protagonista a la largo del film.
La película está basada en la novela "The Velvet Veil", del escritor John Gearon. Sin embargo, esta relación confusa entre sueño y realidad nos recuerda hasta cierto punto a la obra de Franz Kafka, ya que en más de algún momento se puede comparar la situación de Roland con la del protagonista de la novela "El proceso". Como lo diera a entender el escritor con sus obras, nuestro protagonista llega a comprender que sus sueños son la llave que lo ayudaran a revelar la realidad de lo acontecido. Esto podemos apreciarlo en algunas de las escenas oníricas posteriores al golpe en la cabeza, en la cuales Roland sueña con un pasillo oscuro que presenta una serie de puertas cerradas, las cuales él trata de abrir con desesperación. Esto no es más que una especie de metáfora, en la cual el pasillo oscuro representa la mente del protagonista, más específicamente su memoria, y las puertas no son más que los recuerdos del protagonista, los cuales debido al traumatismo se encuentran ocultos en lo profundo de su subconsciente.

En la novela de Kafka, el protagonista es arrestado una mañana por un crimen que desconoce. Desde aquel momento se verá atrapado en una pesadilla en la cual tendrá que defenderse de un crimen que nunca se llega a conocer, lo que finalmente solo servirá para darse cuenta de que existe un clima de inaccesibilidad a la justicia y a la ley que le impide defenderse de manera justa. En el film, Roland empieza a ser acosado por un grupo de gente que desconoce, los cuales en ningún momento se identifican y cuya única misión conocida es la recuperación de un misterioso maletín que, según ellos, Roland tiene en su poder. Para colmo, aunque el protagonista buscará algún tipo de ayuda de parte de las autoridades, éstos lo toman por loco, por lo que queda totalmente indefenso ante la amenaza "invisible" de la que es victima.

Son varios los interrogantes que se plantean durante el transcurso de la película, y la verdad es que una vez finalizada la historia, son pocas las preguntas que terminan siendo completamente contestadas, por lo que probablemente el espectador no pueda evitar sentir una sensación de desconcierto. Y es que estamos ante una historia donde reina la paranoia y el delirio, donde el peligro está presente en todos los rincones, y donde las personas que parecen ser las más inofensivas no lo son tanto. El protagonista se verá cada vez más atrapado en una tela de intrigas y engaños, donde no sólo se debe preocupar de la búsqueda de la verdad, sino que además deberá resguardar su vida y la de su esposa, enfrascándose en una carrera contra el tiempo, cuyo mayor obstáculo es su propia mente. Es por este motivo que no le quedará más remedio que seguir las instrucciones que le son entregadas, pese a no tener certeza de cuáles son los riegos o las consecuencias de los actos que deberá cometer.

Este film en particular podría ser considerado como una de las apuestas más ambiciosas de la carrera de Jacques Deray, ya que además de las características anteriormente mencionadas, presenta una serie de toques surrealistas que convierten a esta obra en algo especial. El director ha sido bastante hábil al momento de otorgarle al film un halo de misterio y una atmósfera opresiva, al mismo tiempo que invita al espectador a ser parte activa de la historia mediante unos interesantes movimientos de cámara. Quienes contribuyen en gran mediada a construir esta atmósfera de misterio, son los directores de fotografía Jean Bofety y Jean Charvein, quienes realizan un estupendo trabajo al momento de seleccionar las locaciones, las cuales en su gran mayoría dan una sensación de inseguridad, la cual acompaña al protagonista durante todo el transcurso del relato.

En el ámbito de las actuaciones, resulta destacable el cometido de Lino Ventura, quien se lleva todo el peso de la historia. El actor interpreta de manera impecable a este hombre confundido y atormentado, cuya vida comienza a desintegrarse ante sus ojos. Ventura logra que el espectador se identifique de manera inmediata con su personaje, lo que ayuda a que este se involucre más en esta compleja historia. “Un papillon sur l'épaule” es una verdadera joya, la cual permanece oculta en lo más profundo de la arqueología cinematográfica, estamos ante una excelente película, que además de ser una interesante historia de espías con tintes kafkianos, logra embárcanos en un intrigante viaje al subconsciente del ser humano.

Hasta El Último Aliento

Viernes 24 de septiembre

Título original: Le Deuxième Souffle (1966)

Dirigida por Jean-Pierre Melville y protagonizada por Lino Ventura, Paul Meurisse, Raymond Pellegrin, Christine Fabréga y otros. (150 min)

La película definitiva de Jean-Pierre Melville comienza en movimiento y termina estática, como los demás grandes pilares de la historia del cine negro, luego de una balacera enroscada y sin sobrevivientes.

Y al igual que en aquellas películas acá la cosa en más simple de lo que parece: Un gángster llamado Gustave Manda, más conocido como Gu (interpretado magistralmente por Lino Ventura) escapó de la prisión y anda suelto por Francia. Va a París para unirse con Manouche y sus otros amigos, y se ve envuelto en una matanza entre criminales. Pero antes de dejar el país con Manouche, Gu necesita un trabajo final para conseguir dinero.

La policía (con Paul Meurisse interpretando al inspector Blot) le sigue el rastro, primero recolectando los cuerpos al costado del camino y después cínica y despiadadamente desparramándolos por su cuenta.

La idea del bien y el mal, los códigos, la anarquía, lo oficial y lo ilegal llevado a lo largo de 140 minutos hasta un desenlace tan extremo como vigente cuarenta años más tarde.
Como dijo Primera Plana en el momento de su estreno local: "Nunca se filmó tanta violencia con tanta serenidad de estilo, nunca, tampoco, se contó una tragedia con tanta malicia con una perversidad tan volteriana".

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